Hola,
Supongo que te tomarás a mal que
contacte contigo ya que has tomado todas las medidas oportunas para evitar que
esto ocurriera. Te pido perdón de antemano y te
aseguro que no pretendo desenterrar mis cenizas. Esto no es una carta al presente,
es una carta al pasado. Por lo tanto no habrá más cartas, porque el pasado ya
está cerrado.
Antes de que me olvides para
siempre, antes de que todo sea una anécdota y que se disipe tu odio quería
pedirte perdón, no solo para apuntalar mi maltrecha conciencia (que también)
sino porque sé que no he sido justo contigo y me siento una persona horrible,
otra vez. Realmente no soy así y no consigo
comprender que decisiones aleatorias me han llevado a esto.
Supongo también que a estas
alturas ya les habrás dado la razón a tus vecinos. No puedo cambiar lo que soy
ni justificar mis actos, de hecho coincido con ellos; pero una de las cosas que
estoy aprendiendo este año es que las personas no son ni buenas ni malas, ni
siquiera las que parecen círculos y que no tienen ningún lado bueno.
Simplemente hay personas más malas que otras y yo me considero más bien parte
del colectivo de las personas que se equivocan.
Mi deseo principal es hacerte
saber que no he vivido en la indiferencia. Que la extraña manera de sentirme
conectado a ti era repasarse tus redes sociales, como una obsesión. Un "ni
contigo ni sin ti", que aliviaba en la misma medida que mataba, pero no
supe o no quise pasar de ahí.
Dicen que las cosas surgen solas
y visto lo visto, no solo no surgió sino que nos explotó en la cara.
He de reconocer, no puedo subscribirme a ningún tipo de compromiso, todavía estoy tratando de comprender mis fobias y corrigiendo mis prejuicios. También soy inseguro e inestable y me reafirmo con ideas estúpidas. Sé que tengo un mal beber y que en esos momentos en los que el alcohol me enajena actúo antes de pensar lo que estoy haciendo. Se además que te he vendido humo varias veces, que te he hecho daño otras muchas tantas y que nunca he sabido entenderte ni llegar a conocerte como hubiese querido. Todo ha salido mal. No quería eso para ti y por eso no hemos tenido nada o hemos podido tenerlo todo. Hubiera querido darlo todo por ti.
He de reconocer, no puedo subscribirme a ningún tipo de compromiso, todavía estoy tratando de comprender mis fobias y corrigiendo mis prejuicios. También soy inseguro e inestable y me reafirmo con ideas estúpidas. Sé que tengo un mal beber y que en esos momentos en los que el alcohol me enajena actúo antes de pensar lo que estoy haciendo. Se además que te he vendido humo varias veces, que te he hecho daño otras muchas tantas y que nunca he sabido entenderte ni llegar a conocerte como hubiese querido. Todo ha salido mal. No quería eso para ti y por eso no hemos tenido nada o hemos podido tenerlo todo. Hubiera querido darlo todo por ti.
También tengo que reconocer que
no he sido franco contigo.
Tuve otro romance, el amor por la
libertad y esa libertad tiene muchas caras. Esa insomne multiplicidad de promiscuidades
me hizo optar por la decisión más fácil, sacarte de mi vida. Pero las heridas
que se cosen sin curar cicatrizan podridas.
Te preguntarás cómo se puede
conciliar todo esto y posiblemente no me creerás. Eso no depende de mí. Yo solo
pretendo ser fiel a mi verdad, que es solo mi visión subjetiva y obcecada de la
realidad.
Creo que eres una persona
especial que tiene mucho que ofrecer (incluso discutiendo contigo) y me duele
mucho que me hayas sacado de tu vida para siempre, aunque yo mismo te dije que
era lo mejor para ti. Soy un egoísta y siento que he perdido algo que no
pensaba que pudiese llegar a dejar de ser parte de mí. También fuí un
ingenuo y nunca pensé que esto acabaría así. Creí que era un paréntesis y que jamás
pasaría lo que paso esa noche, al margen de lo que fuese verdad. Pero así han
quedado las cuentas.
No puedo evitar acordarme de ti
cada vez que escucho una canción de Quique, anuncian un concierto de Andrés
Suárez o un recital de poesía al que ya no tengo con quién ir, cada vez que
llueve por las noches y el olor a ozono me devuelve al verano, al futuro, a la
intemporalidad, a Galileo. Llevaré esos recuerdos en el
corazón, en el baúl de los recuerdos y de los idilios. Los amores platónicos
son los que más duelen, pero es algo por lo que te estoy agradecido. Gracias
por haberme hecho sentir este abanico de sentimientos tan contradictorios entre
sí, porque me has hecho sentir más vivo.
En definitiva, me has calado y quiero que lo
sepas, no para volver a hacerte daño y tampoco para que creas que quiero
recuperarte o desestabilizarte, sino porque creo que debes saber lo que pienso
y yo no puedo callarlo.
Algún día puede que nuestros
caminos se vuelvan a cruzar, espero que para entonces podamos comentar de
manera desenfadada lo mucho que merece la pena el último disco de Rubén Pozo,
del que para entonces te fascinará su manera de cantar terriblemente
imperfecta.
Hasta siempre.
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